miércoles, 2 de mayo de 2012

Reflexiones

Después de haber compartido y comentado en los blogs de algunos coparticipantes de ARTIC IV, he llegado a la conclusión que este tipo de cursos genera una fuerza sinérgica que potencia lo que uno, en forma personal, realiza al enseñar a una variedad de alumnos.

Entonces el desafío es buscar la herramienta adecuada para cada alumno, de forma que los temas de enseñanza se apliquen en sus vidas personales.
Esto es muy motivante. Es verdad que nos pagan para realizar nuestro trabajo, pero muchas veces, sino siempre, el esfuerzo es superior a lo percibido monetariamente. Recibimos aprecio, reconocimiento, cariño, y apoyo por parte del alumnado, y se nota en sus ojos, brillando al aprender algo nuevo.

En mi caso particular, tengo un curso de 6o. año de Economía-Derecho, en el Liceo Pando 2, en donde, alumnas ya grandes, empiezan el curso con temor, e incluso poniendo en dudas su capacidad de entendimiento, se transforma en alegría, esperanza, cuando ven que pueden entender y aplicar los principios que se enseñan.

Esto es formidable!!!!

El que el educador sea un instrumento para que el educando consiga u obtenga el objetivo del curso, es la satisfacción mayor para un docente.

Tengo 60 horas de clase, incluyendo coordinación, entre UTU y Secundaria. Muchas veces me siento cansado, hasta agotado, en particular en los entretiempos de viajes, horas puentes, que se convierten en energía vital cuando uno está dando las clases. Ese clima se consigue cuando hay una buena comunicación entre todos los integrantes de la clase.

GRACIAS!!!!!!!!!!!

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